La muerte es el fenómeno menos comprendido. La gente ha pensado en la muerte como el final de la vida. Este es el primer malentendido básico.

La muerte no es el fin, sino el comienzo de una nueva vida. Sí, es un final de algo que ya está muerto. También es un crescendo de lo que llamamos vida, aunque muy pocas personas saben cómo es la vida.

Ellos viven, pero viven en la ignorancia de tal manera que no se encuentran con su propia vida. Y es imposible que estas personas puedan conocer su propia muerte, porque la muerte es la última experiencia de esta vida, y la experiencia de inicio de otra.

La muerte es la puerta entre dos vidas, una se queda atrás, la otra está a la espera por delante.

No hay nada feo en la muerte, pero el hombre de su miedo ha hecho que incluso la palabra muerte sea horrible e inenarrable. Las personas no quieren hablar de ello. Ni siquiera les gusta escuchar la palabra muerte.

Siempre se ve la muerte desde afuera, y la muerte es una experiencia de lo más íntimo. Sabemos sólo las manifestaciones en la superficie – la respiración se detiene, se detiene el corazón, el hombre que solía hablar y caminar, ya no lo hace.

Estos son sólo los síntomas externos. La muerte es la transferencia del alma de un cuerpo a otro cuerpo, o en casos cuando un hombre está plenamente despierto, de un cuerpo a cuerpo de todo el universo. Se trata de un gran viaje, pero no se puede saber desde el exterior. Desde fuera sólo se ven los síntomas, y los síntomas han hecho que la gente tema.

Aquellos que han conocido la muerte desde el interior, han perdido todo miedo a la muerte. En lugar de la muerte ser una cosa fea y temerosa, se transforma en una de las más puras experiencias, silenciosa y sublime. Una experiencia por primera vez sin su prisión, el cuerpo, una experiencia de libertad absoluta … sin obstáculos.