Irónico y corrosivo documental alternativo de Erik Gandini, realizado por la productora independiente ATMO de Estocolmo. Con un inicio frenético e impactante, sumado a una magnífica banda sonora, el documental empieza posicionándose claramente contra la Globalización (y el G-8).
"Surplus: Terrorized Into Being Consumers" parte de un análisis del papel del consumidor actual y expone a través de tres casos reales, las diferentes emociones humanas enfrente del materialismo. Desde una mujer cubana y su rápida adquisición de costumbres consumistas nada más salir de Cuba, hasta un el vacío existencial de un joven rico que ya no le satisface nada. El otro caso es John Zerzan, apuntado como uno de los ideólogos del movimiento antiglobalización según los medios de comunicación (mass media). Su único 'crimen', escribir un libro sobre el tema.
El documental enseña una representación perfecta y excepcional de la cultura antisistema. Entre un inagotable juego de montajes audiovisuales, logra poner en evidencia las contradicciones de las políticas económicas de los países más desarrollados del planeta.
Pero Surplus es más que un documental alternativo. Por un lado supone una afirmación de la cultura antisistema, al implicarse y tomar partido en lugar de mantener una distancia prudencial y objetiva respecto al material que trata. Y por el otro, Surplus no construye, destruye. Lo cual no es muy positivo, aunque a veces, la mejor manera de empezar sea desde cero.
¿Antisistema? Pues si, este documental es full antisitema, pero más que eso es completamente critico, ironiza con un juego de imágenes y sonidos ( hace recordar el estilo de la época y originalidad de Pink floid) el modelo consumista del actual mundo. Bueno en el 2003 la productora sueca ATMO lanzó a las vías de distribución alternativas su película "Surplus, terrorized into being consumers", cuya finalidad fue estimular el cuestionamiento de los ciudadanos del mundo ante el sistema imperante y el peligro global que supone el consumismo atroz del primer mundo, que supone el 20% de la población y el 80% del consumo de los recursos mundiales.
El interés particular y la originalidad de este trabajo audiovisual, descansa en la humanidad que otorga al problema. Surplus no pretende dar alternativas para seguir manteniendo el orden actual de las cosas, sino que muestra por sí mismo los estragos de nuestro sistema político y económico dejando que sea el mismo el que ponga fecha a su propia caducidad.
Entre una edición frenética, un constante acompañamiento musical y un inagotable juego de montajes audiovisuales, Surplus logra poner en evidencia las contradicciones del sistema y el resultado es curiosamente honesto, puesto que plantea su posicionamiento desde el primer minuto. Pero además consigue aprovechar la urgencia, la necesidad de las posturas radicales, para hacer que el film lata con una fuerza innegable.